Mascotas

El aceite de cannabis le ayuda a Jacinta con la epilepsia idiopática

La perrita sufría serias convulsiones, intentaron varios tratamientos sin conseguir mejoría, hasta que un veterinario le recetó aceite de cannabis

Jacinta, es una bulldog francés muy consentida por su familia en Argentina, la vieron crecer desde que tenía pocos días de nacida, pero cuando llegó a la edad de un año y cinco meses, la perrita convulsionó, sus dueños se atemorizaron cuando se percataron de la escena y de inmediato la llevaron al médico veterinario.

A Jacinta le realizaron una resonancia magnética, y tras evaluar los resultados, descartaron que se tratara de algún daño cerebral, los estudios continuaron hasta que le diagnosticaron epilepsia idiopática, le recetaron varios medicamentos, pero no le surtieron efectos, cada vez que sufría un ataque tenía que ser internada en una clínica por varios días.


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“Convivíamos con el miedo a un nuevo episodio y tener que ordenar nuestra vida en torno a cuidarla. Sabíamos del uso de cannabis en personas. Volvimos a consultar con infinidad de veterinarios, pero o nos decían un no rotundo, o que no estaba comprobada su eficacia en animales”, relata a “El Ciudadano” Marcela, la madre de la familia.

Entre una y otra consulta, dieron con el veterinario Piero Teruggi, quien ya tiene experiencia en cannabis medicinal y tras hacerle una revisión a Jacinta, le prescribió unas gotas de aceite de cannabis junto a la medicación tradicional.


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El tratamiento consistió en una dosificación diaria de seis gotas del aceite de cannabis, sumado a un anticonvulsivo y bromuro de potasio. Poco después, Jacinta mostró una notoria mejoría y según su dueña, la perra no convulsionó durante dos meses continuos.

En octubre Jacinta va a cumplir tres años, debido a que la epilepsia idiopática no tiene cura, continúa con el mismo tratamiento, lo que le ha permitido llevar una vida plena en compañía de su familia.

A poco más de un año de tomar aceite duerme mejor e incluso es la que cada mañana bien temprano toca el brazo de mi hija para avisarle que es hora de despertarse, comer y tomar las gotas” cuenta Marcela.

 

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