
Abelló es una conocida familia de España, oriunda de Tarragona, con una fortuna, según Forbes, valorada en unos 2,200 millones de Euros, producto de varias de sus empresas, muchas de ellas constituyen un imperio de drogas legales, que inició Juan Abelló Pacual, (Reus, 1895-Madrid, 1983), doctor en Farmacia y Ciencias Químicas, máximo representante del Laboratorios Abelló, exfabricante, entre otros, del antigripal Frenadol, un medicamento aún hoy disponible.
Ese laboratorio que manejan los Abelló de generación en generación, en 2007 logró conseguir un permiso del gobierno estadounidense para exportar opio y sus derivados, de este modo, se puso fin a una disputa que restringía la entrada de opiáceos desde España.
Así se llegó a convertir en el productor del 27% del mercado mundial de morfina y acaparó el 18% del de tebaína, pero lo que le permitió amasar su fortuna fue una planta llamada Papaver Somniferum, comúnmente conocida como adormidera o amapola real, la cual contiene componentes químicos de los que se deriva el opio.
De los opioides al cannabis
Ahora, tras la crisis de los opiáceos y la llegada de otras alternativas, el linaje Abelló apostó por el cannabis y el cáñamo para continuar con su emporio, en alianza con inversores británicos conformaron Linneo Health, una firma con sede en Madrid que posee la primera licencia por parte de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps) para producir y comercializar flor seca de cannabis.
Esto ocurre justo y cuando el mercado mundial del cannabis tiene las mejores expectativas, a raíz de una serie de hechos, como la legalización de la marihuana en Canadá y varias regiones de los Estados Unidos, así como la reclasificación de la planta por parte de la ONU.
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Todo parece indicar que, así como los Abelló lideraron el mercado de los opioides, también pueden posicionarse en el sector cannábico.