
En julio el gobierno de Perú aprobó el autocultivo de marihuana y con ello amplió el acceso al cannabis medicinal que en ese país es legal desde 2017, aunque su reglamentación llegó un par de años más tardes.
Si bien, el avance legal se les debe a los legisladores del país inca, también se reconoce el trabajo de diferentes organizaciones sociales, entre ellas, las madres procannabis, quienes han sido fundamentales en la legislación vigente.
La lucha de las madres cannábicas
Es oportuno recordar que antes de 2017, numerosas madres, en ese entonces no asociadas, producían clandestinamente aceite de cannabis para suministrar a sus hijos con epilepsia u otras afecciones y cansadas de actuar fuera del marco legal, decidieron salir a la calle para alzar su voz y exigir la legalización del cannabis medicinal, pero los funcionarios de seguridad reprimieron y allanaron un departamento en San Miguel, lugar donde procesaban el cannabis.
Las madres procannabis no desmayaron en su lucha y entre su accionar, lograron reunirse con el congresista Alberto de Belaude, un encuentro muy positivo, pues allí comenzó a conformarse le Proyecto de Ley 30681 que fue presentado en el congreso y tras el proceso de discusión y votación fue aprobado en 2017.
Pero las madres seguían inconformes, pues el autocultivo no estaba permitido y el acceso a la planta era restringido, solo algunas formulaciones disponibles únicamente en un par de farmacias de Lima, lo que a juicio de Dorothy Santiago, una de las cabezas de la ONG “Buscando Esperanza” perjudicaba a los pacientes porque los preparados cannábicos resultaban costosas, además las dosis eran estándar, cuando en la práctica, cada paciente requiere dosis con cepas específicas.
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El clamor de las madres fue escuchado y desde julio pasado entró en vigencia el cultivo de cannabis colectivo. “Han sido muchas las situaciones que hemos tenido que vivir las mamás porque hemos sido prácticamente nosotras quienes nos hemos enfrentado a todos: a los políticos, a la sociedad, a las farmacéuticas, que no veían con buenos ojos este tema del cultivo asociativo. Cuando se hizo por primera vez la ley fuimos nosotras las que se ponga el tema del autocultivo”, recalcó Dorothy en representación de “Buscando Esperanza”, única organización de madres que llevaron a sus hijos a las marchas.