
Durante años y de manera tradicional el volumen de terpenos y THC del cannabis se ha limitado principalmente a la diversidad genética y a los avances en el fitomejoramiento, acompañado de las condiciones climáticas y la nutrición, ahora esto ha cambiado, además de las modificaciones genéticas, existen factores externos que inciden en el desarrollo de la planta, en ese particular destaca la radiación ultravioleta y la luz ultravioleta artificial.
Investigadores explican que cuando las plantas se exponen a la luz ultravioleta, crean compuestos de protección solar naturales, e incluso asemejan el proceso al de los humanos en el momento que producen melanina y se broncean al exponerse a la luz solar.
Esta reacción de las plantas a la exposición a longitudes de onda de luz específicas, se denomina fotomorfogénesis. Las respuestas fotomorfogénicas a la exposición a los rayos UV crean varios compuestos naturales como una respuesta de salvaguardia evolutiva. En el cannabis, estos compuestos incluyen THC, CBD y terpenos.
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Es así como muchos investigadores afirman que exponer las plantas en las instalaciones de cultivo de interior a la luz ultravioleta puede aumentar los terpenos, antioxidantes, flavonoides, THC, CBD y vitaminas. Bajo esa técnica es importante tener en cuenta que, de esa luz ultravioleta, los rayos UVA son los más seguros y menos propensos a causar daños adversos en las plantas y, al mismo tiempo, desencadenar esta respuesta fotomorfógena, mientras que se deben evitar los rayos UVB o UVC, ya que estos pueden dañar el ADN de la planta y ser peligroso para los cultivadores al exponerlos a elementos que representan un riesgo cancerígeno.
Por estas razones, es ideal obtener una luz de crecimiento con la proporción ideal de luz UVA ya incorporada en cada lámpara, sin duda, esto lo convierte en la mejor forma de luz ultravioleta disponible para el cultivo en interiores.