
Bernardo Carreira, un joven luso que había emigrado al Reino Unido, donde trabajaba en una startup de telecomunicaciones, tomó la decisión de regresar a su tierra natal de Santarém, en Minde, Portugal para iniciar su propio negocio.
Con ese propósito, Bernardo empleó una fórmula que le arrojó buenos resultados, pues combinó sus propuestas osadas e innovadoras con la experiencia y tradición de su abuela Otília de 77 años con quien se asoció para impulsar una marca de calzado.
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La septuagenaria, quien cuenta con más de cinco décadas con conocimientos en el mundo de la moda, se encargó de asesorar a su nieto en cuanto a diseño y elaboración de calzado. Ambos fusionaron ideas hasta crear un producto innovador: zapatos hechos con fibra de cáñamo, un calzado moderno, amigable con el medio ambiente, resistente, flexibles y de buen precio.
Ventajas del calzado hecho con cáñamo
Los emprendedores comentan que se trata de un material de origen natural, de bajo costo y sin perjudicar al medio ambiente. Al respecto, explican que el cáñamo consume cinco veces menos agua que el cultivo de algodón, no requiere pesticidas para producirlo, también absorbe el dióxido de carbono de la atmósfera y depura los suelos donde se cultiva.
Además, añaden, la fibra es flexible se adapta a diversas formas, es duradera, transpirable y a su vez, resulta impermeable. “Nos sentimos muy orgullosos de hacer este producto porque, por ejemplo: unos tenis para correr con material de plástico tienen una huella de carbono de 16 a 20 kilos de dióxido de carbono, y los nuestros de 4.1. Al fabricarlos, tan solo el cultivar el cáñamo absorbe gran cantidad de CO2, es muy cómodo, ligero, flexible, resistente y no se moja”, expresó de manera orgullosa Bernardo Carreira, con una de sus creaciones en mano.
Las creaciones de Bernardo y su abuela están disponibles a través de un catálogo digital en su portal 8000kicks.com.