
A mediados de enero el Congreso de Costa Rica aprobó la propuesta de legalizar el cannabis medicinal e industrial, solo falta que el presidente Carlos Alvarado firme el documento para que se ejecute, pero precisamente allí está el inconveniente, pues el mandatario ve con recelo el proyecto de ley, de hecho, anunció públicamente que junto a las autoridades sanitarías evaluará un posible veto.
Si ello llegará ocurrir, Costa Rica perdería una oportunidad económica, pues le estaría cerrando la puerta a un mercado mundial de $14 mil millones para el 2025, según la promotora las proyecciones de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer).
Parte de esa cuantiosa cifra circularía por Costa Rica que podría convertirse en un polo de desarrollo y clúster de empresas que requeriría un gran número de trabajadores, muy oportuno en la actualidad, pues en estos momentos estiman que más de 350 mil costarricenses no tienen una fuente de empleo formal.
De hecho, productores agrícolas pudieran también ver una rápida retribución, pues el ciclo de cosecha ocurre en poco tiempo, lo cual beneficiaría a quienes se interesen por cultivar este tipo de planta.
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Por su parte, la industria se diversificaría pues se elaborarían distintos productos que van desde las formulaciones tarapéuticas hasta suplementos, alimentos, bebidas, productos de aplicación industrial como bioplásticos y construcción sostenible.
Pero no todo es beneficio económico, la legalización también brindaría oportunidades de salud a miles de pacientes que en la actualidad padecen artritis, asma, cáncer, dolor crónico, entre otras enfermedades.