
Los sembradíos de cáñamo son de gran ayuda para el planeta y no es precisamente por los productos que se derivan de la planta, sino por su acción en los suelos donde nace.
Al respecto, el cofundador de Be Hemp, Jorge Treviño explica a la agencia de noticias EFE que el cáñamo se encarga de regresar entre un 60 % a 70% de los nutrientes que tomó de la tierra durante su crecimiento y desarrollo.
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Además –recalca- las raíces de esta planta contribuyen a eliminar los metales pesados de los suelos con lo que ayuda a su regeneración y descontaminación, en ese proceso, alcaliniza los suelos ácidos y los mantiene firmes.
Pero esto no es todo, según Treviño, los cultivos de cáñamo son más eficientes que los árboles para transformar el dióxido de carbono en oxígeno ya que con una cuarta parte de una hectárea, el cáñamo hace lo que haría una hectárea completa de árboles.
Tampoco consumen grandes cantidades de agua, con un riego prudente, la planta puede desarrollarse sin inconvenientes, Esto permite conservar el vital líquido.
Grandes diferencias
Conscientes de esos beneficios ecológicos, organizaciones y activistas ambientales consideran que la planta debe dejar de ser estigmatizada, pues si bien el cáñamo es familia de la marihuana, hay una notoria diferencia y es su nivel de psicoactividad.
“Ambas son plantas de la familia de las cannabáceas y del género cannabis, pero una es psicotrópica y la otra no”, mencionó Treviño, quien especificó que mientras la marihuana posee considerable concentraciones de THC y produce efectos psicoactivos, el cáñamo no excede el 0,3% de THC, de allí la diferencia entre una y otra especie.
De hecho, En Canadá y Estados Unidos, el cáñamo es completamente legal, así que las plantaciones las aprovechan para la elaboración de aceites, fibras textiles, material de bioconstrucción, biopláticos, cosméticos y productos de higiene personal, también en alimento rico en nutrientes y suplementos alimenticios.